No sé a quién echo de menos, si a ti o a mí.
¿Era feliz por la vida que tenía o porque la compartía contigo?
Podría decir que he encontrado mi sitio, pero no sé si lo he hecho. Me gusta mi desorden, las velas de noche, la ventana abierta en invierno y la persiana subida para ver la luz al despertarme, ver a Siria correteando de un lado a otro y viniendo a la cama donde estoy tumbada a ver si juego con ella. Me gusta no tener sitio para pasar, aunque me ponga histérica porque me agobia la falta de espacio. Me gusta el ángulo de la cama en el que me tumbo para ver toda la pared y los colores que tiene esa bandera que esconde un dibujo mal hecho. Me gusta la libertad que tengo para hacer de mi habitación un sitio para mí. Pero no me gusta la poca fortaleza de las paredes, ni la humedad que tienen, ni si quiera el tener que quitar cosas de en medio para poder guitarrear un rato. Me disgusta en exceso los horarios que hay aquí, y la vida que llevan o lo que ven por televisión. No me cae en gracia la decoración ni cómo está distribuido el espacio de las zonas comunes, ni las tareas que tiene cada uno respecto a la convivencia en conjunto. No me gustan ciertas decisiones que toman habiéndome o no preguntado previamente ni los comentarios acerca de mí o mi apariencia. No me gusta lo que comen ni su forma de gastar el dinero.
Podría seguir en una lista interminable y llegaría a la misma conclusión, estoy más que agradecida de estar aquí, puesto que "no me falta de nada" pero quizá este no sea mi sitio..