Si por una razón u otra se me quitan las ganas de comer, no es mi problema.
Yo no tengo la culpa.
O bueno, a lo mejor sí.
En cualquier caso, paso.
Mirarte al espejo y que todo te de asco, estar abrazada a ella y que ELLA sea lo único bonito que hay a tu alrededor.
Tengo un millón de cartas que nadie leyó..
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