No pueden oírme, pero yo puedo gritar más.
miércoles, 26 de septiembre de 2012
Tengo un ego bulímico que aprieta.
Bebiéndose el presente pa' olvidarse del mañana. Vida insana, en su jardín crecía la manzana prohibida, hermana del tumor de la bebida. Su barra era buen puerto para el barco a la deriva, el mejor punto de encuentro para las balas perdidas. Aún así, juro que era un oasis de esperanza donde saciaban su sed los que beben por venganza. Cosa fina para perderse entre sus ruinas. Se bebía lento el whisky con espinas para huir de la rutina y matar el aburrimiento. Pero el destino es un bromista que ya no sabe reír, y este cuento no tiene un final feliz.
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