No pueden oírme, pero yo puedo gritar más.

martes, 1 de febrero de 2011

Yo quería quererte.

Le ha dado por experimentar.. eso es, así que no va a pasar nada más.

Cuando nos reímos utilizamos quince músculos de la cara, aunque no nos demos cuenta quince músculos se mueven a la vez, cuando gritamos usamos trece músculos, y cuando andamos en bicicleta nueve, al parecer cuando besamos a alguien es cuando más músculos se mueven, treinta y cuatro músculos, existen muchas clases de besos, besos de pasión, besos de amistad, besos que no dicen nada, y otros que lo dicen todo, quizás por eso un beso signifique tantas cosas, porque después de darlo no es necesario hablar, esta dicho todo.

Cuando somos niños soñamos con cosas pequeñas, sencillas, un helado de fresa, una muñeca que llora y hace pis o esa bicicleta que tiene el vecino del cuarto; cuando nos hacemos mayores, nuestros sueños cambian con nosotros y se vuelven complejos, igual que nosotros y de repente la muñeca de trapo se convierte en un vestido nuevo con el que cruzar un océano a 10.000 metros de altura para deslumbrar a tu marido con un viaje sorpresa; pero los sueños se rompen en pedazos cuando se topan con la realidad, porque la realidad, a menudo es radicalmente distinta a lo que uno cree que es, las personas no siempre son lo que aparentan ser ni las relaciones y mucho menos los amigos y esa realidad es la que se encarga de poner a cada uno en su sitio, porque uno cree que es negro, pero puede ser blanco o uno cree que es blanco pero probablemente sea de todos los colores del arcoiris, uno sabe como empiezan las cosas pero nunca sabe como van a terminar...

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