No pueden oírme, pero yo puedo gritar más.

jueves, 17 de mayo de 2012

Agosto, 2009.

Éramos distintos, imposibles; y un futuro menos claro. Entender bien lo que dices hace sentirme tan raro. Empieza todo a hacerse triste, a quedar del otro lado. Y ahora este sitio está lleno de noches sin arte, de abrazos vacíos, de mundos aparte, de hielo en los ojos; de miedo a encontrarse, de huecos, de rotos; de ganas de odiarse. 
El cielo ha caído, se muere; se parte.
Solo es un esfuerzo relativo.
Yo no pido casi nada: que se pierdan mis sentidos, que se nuble tu mirada. Pero el miedo nos consigue, se hace grande en estas manos. Mal recuerdo nos persigue. Me voy, porque este sitio está lleno de noches sin arte, de abrazos vacíos, de mundos aparte, de hielo en los ojos, de miedo a encontrarse, de huecos, de rotos; de ganas de odiarse.
No quiero escucharte, no insistas. Prefiero esta vez encontrarte inundando mis ojos, esperando a que pase; a que caigamos otra vez. Y solo digo que nunca quise hacerte daño, pero todo se nos fue y aunque ahora somos como extraños... 
Yo jamás te olvidaré.

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