Voy a desligar las tibias de este diábolo sombrío, que hay veces que no se acuerda de que sigo siendo un niño y sé que
Acuérdate del tragasables que tus lunas derritió con su forja miserable. Apiádate de los zarzales que tan huérfanos dejó junto a humeantes panales.
Yo te querré deshecho, te querré en la roca viva, te querré en todos los versos que no quieran tus pupilas; yo te querré en la acequia; te querré en la cumbre fría; te querré cuando el fantasma de tu voz venga a por mí.
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