Romper las cadenas, hablar como personas, el micro es mi colega, la música nos ilusiona. Cosafina, corazón espina, el dolor de la rutina; así es como funciona. El silencio me rebota, y el eco me debate, mírame a los ojos y verás un escaparate lleno de amor, dolor y bicicletas y una puerta abierta si tú respetas. Corazones valientes traficantes de amantes de los sentimientos grandes y emocionantes, tú quieres que te cuente, que te baile, que te cante, pero sabes contar, chica? Conmigo no cuentes.
No entiendes mi dolor, elegiste mal color y ahora sí que tenemos un cuadro feo, sabes? Para mí no es un trofeo pero sigo en el texto, psicólogo en el primero y curandero en el sexto.
Sé que no soy un gigante aunque mi corazón es grande, esta cara se hace vieja dice el espejo de enfrente. Las heridas con el tiempo curan solas pero toda vida acaba nos veremos dónde sea. Yo con boli voy armado y no necesito nada,
Tú no entiendes nada de lo que te estoy contando, yo tengo un dolor y tú no lo estás sintiendo, domingos de inválido arrepentimiento, de ver a otras personas felices me alimento. Ayudar a los demás, descuida, no dará dinero, en el amor y en la vida lo más cercano a un misionero, aquí me quedo yo con la satisfacción de hacerlo, pero tú no sabes nada, nunca podrás entenderlo. Mi dolor habla de amor, a quién vamos a engañar, pero estoy en la ruina, qué te voy a enseñar, un alma enorme que se siente pequeña, psicológicos psicotrópicos la invitan a soñar.
Sin justificar dolor.
Asumido dolor.
Pasado dolor.
Vivido dolor.
Y enterrado vivo.
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