te imagino en todos sitios: al doblar una esquina, al subir la escalera, al pasar por la plaza, al cruzar un paso de cebra; pero nunca apareces. Empiezo a echarte de menos otra vez.
Esta noche tengo antojo de anidar en tu pelo...
Sé que si pudiera dormir contigo otra vez, me pasaría la noche entera mirándote. Tengo toda la vida para dormir.
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