No pueden oírme, pero yo puedo gritar más.

martes, 31 de enero de 2012

No vale la pena si todo se va a la mierda.

Y contar con el pasado para llorar todas las noches,
poner esa sonrisa ante el espejo y al complejo fiel reproche.

Dime cuántas tiritas necesita esta herida si se irrita a la mínima jodiéndome la vida entera.
Jodida quimera, como el si malestar me impidiera llevarme bien con papá,
no cruzamos tres vocablos sin gritarnos porque ya olvidamos como quemarnos sin arder.
Vacío el vaso, caso omiso al compromiso familiar que fue un fracaso.
Como un abrazo frío, como un falso cariño que te mata de ansiedad.
Mejor dejo de joderos, me voy lejos, porque no nos entendemos y os estáis haciendo viejos.
Todo son actos reflejos, poco a poco les pierdo, van a menos y los recuerdos se perderán.
No quiero rayarme, enviaré un mensaje, un detalle, y me bajaré a la calle.

¿Y a quién pedir socorro?

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