Me has oído, antes muerta que darme por vencida. No me comas la oreja, yo no soy tu vieja; aléjate de aquí. No soy de las que lanzan la piedra y esconden la mano luego. Si sabéis contar, no contéis conmigo; yo soy lo peor que le ha pasado a tu ego. Yo no nací ni vine aquí para insistir en tu derrota, aunque derrota es un concepto que deberás aceptar. Me la suda, si quieres habla; puedes hablar pero no dirás nada nuevo.
Me niego a perder pa' que ganen otras.
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