Adiós, decía el estampido y yo detrás de su reflejo fui.
Sujétame un rato este sol, te dije; y ya jamás volví.
Y tal vez, debí mirar atrás.
Será que mi cansino caminar no ronda por la puerta de aquello que llaman amor, y en el alféizar me quedé mirándote al pasar, queriéndote ofrecer el pienso de tan lejos que no pudo ser.
Y te quiero contar que nada me amparó, así que mal y tarde te digo..
No puedo escuchar ciertas canciones.
Sí, justo las que siempre cantabas..
Duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario